Proceso que abarca las operaciones militares que durante el siglo VIII condujeron al dominio musulm谩n de la mayor parte de la Pen铆nsula Ib茅rica y a la formaci贸n de al-Andalus.
El origen de la invasi贸n
La invasi贸n de la pen铆nsula tuvo lugar el a帽o 711, una vez concluida la conquista militar musulmana de la mayor parte del norte de 脕frica (Hispania Nova), aunque mucho antes de que tuviera lugar una asimilaci贸n militar y religiosa de sus habitantes bereberes. En aquel momento gobernaba el reino visigodo Don Rodrigo, quien hab铆a accedido al trono a la muerte de Witiza y que enfrentaba diversos conflictos sucesorios con los hijos de Witiza. Conocedor el gobernador 谩rabe Musa ibn Nusair de las dificultades del reino visigodo, habr铆a decidi贸 enviar el 710 un cuerpo expedicionario mandado por Tarif Abu Zara, para una expedici贸n de saqueo, si bien la veracidad de este hecho, as铆 como muchos otros de la conquista musulmana, es discutida por muchos historiadores. El 茅xito de la empresa anim贸 a Musa a formar una expedici贸n m谩s importante y en la primavera de 711 env铆贸 una nueva expedici贸n mandada por T谩riq Ibn Ziyad, gobernador de T谩nger. Esta expedici贸n superar铆a el estrecho y conquistar铆a Algeciras, donde Tariq aument贸 el n煤mero de hombres y desde donde se enfrent贸 a Don Rodrigo, el 19 de julio de 711, en la batalla de Guadalete.
El desarrollo de la invasi贸n
La derrota visigoda permiti贸 a los musulmanes avanzar sobre la B茅tica, de manera que en octubre de 711 ca铆a la ciudad de C贸rdoba, mientras que otras ciudades como Granada y M谩laga se entregaban. Tambi茅n Toledo, la capital del reino visigodo, se rindi贸 sin resistencia, desde donde Tariq continu贸 el avance hacia Guadalajara y Amaya. Los invasores obtuvieron importantes botines en estas expediciones y se beneficiaron del apoyo de los partidarios de Witiza.
Ante el espectacular avance musulm谩n el 712 Musa decidi贸 sumarse a la invasi贸n y atraves贸 el Estrecho con un gran 茅j茅rcito. Parece probable que Musa se planteara la expedici贸n como un rescate, asegurando la ruta entre Toledo y el Estrecho. La ruta exig铆a asegurar la posesi贸n de la zona del Estrecho, la comarca de C贸rdoba, y la ruta hasta Toledo, con las retaguardias de Sevilla y M茅rida, de donde pod铆a proceder el peligro. No obstante los hechos se desarrollaron mejor de lo que Musa pod铆a esperar. Las ciudades de Medina-Sidonia, Carmona y Sevilla le abrieron las puertas sin lucha, probablemente porque los partidarios de Rodrigo hab铆an huido y predominaban los de Witiza o cuando menos los neutrales. Los partidarios de Rodrigo se concentraron en M茅rida. Musa siti贸 la ciudad que resisti贸 a los embates enemigos. Dieciseis meses necesit贸 Musa para tomar la ciudad (capitul贸 el 30 de Junio del 713). A la vez fueron tomados otros territorios, especialmente en el sudeste, como la regi贸n murciana gobernada por el noble godo Teodomiro, en este caso por el hijo de Musa, Abd-al-Aziz.
En este momento los musulmanes dominaban la B茅tica, pero no una parte de Lusitania, parte de la Cartaginense y la Tarraconense Occidental. Es probable que durante el sitio de M茅rida, Musa concertase acuerdos con los comes godos de las ciudades, a los que garantizaba su mantenimiento en el poder, sus bienes y su religi贸n, a cambio de que reconocieran la soberan铆a del Califa. Los magnates godos que firmaron los tratados se obligaban a ser fieles y sinceros con el wal铆 de Hispania (茅ste era el t铆tulo que se arrogaba Musa), a no conspirar con sus enemigos, a pagar un tributo anual por cada uno de sus s煤bditos cristianos; a cambio les ser铆an respetados sus dominios y la libertad de sus s煤bditos, los cuales no podr铆an ser violentados en su religi贸n, ni quemadas su iglesias. Estos acuerdos se extendieron tambi茅n a los magnates que, aun sin el t铆tulo de conde, gobernaban de hecho sobre extensos territorios en los que no hab铆a ninguna ciudad importante, y a algunos duces, a todos los cuales debieron entregarse las propiedades de los magnates partidarios de Rodrigo. Una parte de las tierras reales visigodas, que eran muy extensas, ser铆an entregadas a los participantes en las expediciones (los que ya estaban en Hispania y los que llegaran en el futuro), excepto una quinta parte que quedar铆a para el Califa. Musa no estableci贸 ninguna modificaci贸n en los impuestos, los cuales seguir铆an recaud谩ndose en igual forma que hasta entonces, pero su importe pasar铆a a poder del Musa, en concepto de wal铆 谩rabe de Hispania, el cual remitir铆a un quinto de su importe al Califa. Las convenciones mejoraban la posici贸n de la nobleza, que adem谩s de mantener sus posesiones en seguridad lograr铆an sin duda evitar algunos impuestos. Se cree que a los humildes se les rebajaron los impuestos, lo que provoc贸 una mejora de su situaci贸n y la legislaci贸n anti-jud铆a desapareci贸.
Una vez asegurada la capitulaci贸n de M茅rida, Musa se encontr贸 con Tariq en Talavera, junto al cual seguir铆a avanzando hacia el norte. En la primavera del 714 Musa y Tariq avanzaron hacia Zaragoza, desde donde Tariq se dirigi贸 a Soria y Palencia, para penetrar en Asturias, desde donde alcanz贸 el golfo de Vizcaya en Gij贸n. Por su parte, Tariq ocupaba Logro帽o, Le贸n y Astorga, fijando los l铆mites de la conquista en el valle del Ebro. En verano de 714, Tariq y Musa fueron llamados por el califa de Damasco, mientras que el hijo de Musa, Abd-al-Aziz permaneci贸 en Sevilla, primera capital de al-Andalus, como wal铆. Bajo su mandato se completo la conquista de la zona oriental y se consolidaron las posesiones de 脡vora, Santarem y Coimbra.
La conclusi贸n de la ocupaci贸n musulmana
En 716, Abd-al-Aziz era asesinado violentamente, abri茅ndose as铆 un periodo de turbulencias en al-Andalus que se extender铆a durante cuarenta a帽os. Ese mismo a帽o la capital se instal贸 en C贸rdoba y entre ese a帽o y el 719 capitularon Pamplona, Huesca y Barcelona, lo que oblig贸 a los hispanogodos resistentes a refugiarse en las monta帽as del Cant谩brico o el Pirineo o emigrar a la zona de Narbona. Aunque Narbona cayo en el a帽o 720, los musulmanes no lograron penetrar en el reino franco merovingio por Aquitania, Provenza, Borgo帽a o Gascu帽a, y a pesar de que prosiguieron las expediciones musulmanas, estas fueron definitivamente paralizadas en el 732 en Poitiers (Francia) en la Batalla de Tours.
La conflictividad interna de al-Andalus propici贸 asimismo la consolidaci贸n de un movimiento insurreccional en la costa del Cant谩brico, surgido de la victoria en la batalla de Covadonga el 718, por parte de Pelayo, sobre el cual se edificar铆a paulatinamente durante la primera mitad del siglo el reino de Asturias, al que seguir铆an m谩s tarde la formaci贸n de otros n煤cleos en la zona oriental.
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