Ella no se rindió y obtuvo el mejor de los premios: el cariño y reconocimiento de los aficionados al saltar a la pista. Gracias a ellos, Cid dejó de darle importancia a las bajas puntuaciones de sus ejercicios. "Ahora me planteo este deporte de otra forma, porque creo que no merece la pena pasarlo tan mal por el hecho de que los jueces no valoren tu trabajo. La gente sí me valora cómo gimnasta y eso es lo que más me importa", aseguraba Almudena en los últimos años.

Cid ha devuelto a la rítmica la categoría de arte, recordándonos la época en la que gimnastas míticas, como Marina Lobach, Alexandra Timochenko, Oksana Kostina, Julia Baicheva o Elena Vitrichenko hacían las delicias de los amantes de este deporte, con un manejo impecable de los aparatos, que se convertían en una prolongación más de su cuerpo, y realizaban ejercicios que iban mucho más allá de la técnica.

Aquellos eran otros tiempos. Tiempos en los que a la gimnasia todabía no había llegado el virus Viner — seleccionadora rusa de rítmica -, con sus Kabaevas, Tchachinas y demás clones, que se limitan a repetir como robots ejercicios con movimientos imposibles, repletos de piruetas y saltos, y en los que la pelota y el aro van por un lado, mientras la gimnasta va por otro. O lo que es lo mismo, el contorsionismo por en cima de todo, pese a quien le pese. Por no hablar, del plano secundario en el que Irina Viner ha colocado la música, que ha dejado de ser protagonista para convertirse en una mera comparsa.

Contra todo eso ha luchado Almudena Cid. Ahora se va, con la cabeza muy alta, unas cuantas lesiones a la espalda y el reconocimiento de numerosos compañeros del mundo de la gimnasia. Muchos de ellos le rindieron un emotivo homenaje en su tiera natal, Vitoria. Allí los gimnastas de la selección española Gervasio Deferr —doble campeón olímpico -, Rafael Martínez, Alex Barrenechea y Víctor Cano, así como las integrantes de los equipos nacionales de rítmica y artística, acompañaron a Almudena en una exhibición, en la que también participaron el ex gimnasta Ortzi Acosta y la canadiense Elizabeth Gaumond, miembros del Circo del Sol. Puede que en un futuro no muy lejano veamos a Cid bajo la carpa de este espectáculo artístico, porque de hecho, ya ha recibido ofertas para incorporase a su prestigioso elenco.

Sin embargo, de momento prefiere tomarse un respiro, y dejar poco a poco la gimnasia. "Los dirigentes del Circo del Sol querían hacer un nuevo espectáculo conmigo y con dos gimnastas más, pero rechacé la oferta porque quería seguir con la gimnasia y dejar este deporte poco a poco, aunque siguen interesados en que vaya a trabajar con ellos como profesional", apuntaba la deportista tras el homenaje.

Pero esta no ha sido la única propuesta de trabajo que Almudena ha recibido últimamente, ya que para sorpresa de algunos y deleite de muchos, la veremos debutar como actriz en una popular serie de televisión dedicada al mundo del baile, en donde aparecerá en varios capítulos.

La última oportunidad para ver a Almudena desplegar su elegancia sobre el tapiz, y ejecutar como nadie, el elemento que lleva su nombre El Cid - un espectacular y complicado rodamiento con la pelota, - tendrá lugar en los Juegos del Mediterráneo que este año se celebrarán en tierras almerienses.

Quizás ahora que se va, las juezas que tanto la maltrataron competición, tras competición la echen de menos, aunque a Almu eso le da igual, porque sabe que su público siempre la recordará entre las mejores.

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